“Si se quiere promover una cultura preventiva contra el dengue, debemos recordar que la confrontación no genera colaboración”.

Por Fernando Huamán. 03 julio, 2023. Publicado en El Comercio el 9 de junio del 2023.

Cuando en 1999 el grupo de pop argentino La Mosca Tsé Tsé estrenaba su canción “Para no verte más” dejaba en claro un mensaje: la soledad es un cáncer que tiene el poder de acabar con la sociedad. Esta afirmación no solo podría ser explicada teóricamente por expertos sociólogos, sino que, en la vida real, los peruanos tenemos ejemplos de sobra para demostrar que, en soledad, sin ayuda ni colaboración, no se podrían obtener resultados en favor del bien común.

Abandonar la soledad, para entrar en el terreno de la colaboración, tiene un requisito: comprender la realidad de los otros, los futuros colaboradores, y a partir de sus propios contextos, sumarlos a un proyecto participativo. Por el contrario, si se quiere trabajar unilateralmente, y aun así contar con el apoyo de los demás, se propiciará una colaboración obligada, mediante un castigo, que podría convertir a los potenciales colaborades, también, en potenciales antagonistas.

La campaña de fumigación por el dengue en Piura, es un buen ejemplo de esto último. Las autoridades piuranas, en legítimo ejercicio de sus funciones, le han recordado a la población que harán cumplir la ordenanza municipal 035-2008 C/CPP, multando a las personas con S/742 si es que no dan facilidades a los fumigadores en el ingreso a sus hogares. Aunque la normativa tiene cierto sentido, también sabemos que no alcanza a alorar todos los matices posibles: personas enfermas que deben descansar, ancianos postrados sin posibilidad de moverse, la presencia de neonatos, y un sin número de circunstancias particulares.

Si bien la medida es legal, hay una consecuencia social no valorada: se enfrenta a las autoridades con la población; una situación poco estratégica en un contexto donde no hay recursos logísticos suficientes para erradicar a los zancudos, y donde las autoridades necesitarán de sus vecinos. Ya la gestión de la pandemia por la COVID-19 nos enseñó que trabajar de espaldas a la sociedad empleando medidas prohibitivas, no da buen resultado en el largo plazo (el Perú fue el país con más muertos por cada 100.000 habitantes).

La crisis sanitaria por el dengue es la consecuencia de un periodo de lluvias no previsto, con lo que, si ya nuestro sistema sanitario era deficiente, esta situación terminó por desnudar los agudos problemas del sector. En este contexto, las autoridades bien podrían ver a los ciudadanos como aliados y no como adversarios. Por mencionar un ejemplo, las lluvias han ocasionado que los parques estén llenos de maleza que alberga zancudos. Las autoridades no tienen la logística necesaria para hacer la limpieza de todas las zonas, pero tampoco se evidencia un plan articulado donde se pida ayuda a la propia comunidad para limpiar estos lugares.

Si se quiere promover una cultura preventiva contra el dengue, debemos recordar que la confrontación no genera colaboración. Las personas necesitan datos útiles, rutas de actuación y mensajes positivos que los hagan sentir parte de la solución y no del problema. Solo así se entenderá que luchar contra el dengue es tarea de todos.

Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.

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